domingo, 3 de mayo de 2009

Julián Retegui

El coleccionista de txapelas. ¿Qué habríamos hecho cualquiera de nosotros de haber nacido en 1954 en un pueblecito pequeño como Eratsun, sumergido entre valles de eternos y neblinosos bosques en donde las dos paredes del frontón fuesen el único corazón social del pueblo, estando además nuestra casa justo enfrente a este salón popular? Pues eso, jugar a pelota. Así que nuestro Julián, de txiki, con 3 ó 4 años ya empezó a acariciar aquellas paredes con medidos pelotazos y, con sus ojillos vivarachos que se fijaban en todo y que le acompañarían a lo largo de toda su vida, VEIA Y APRENDIA lo que le enseñaba su tío Juan Ignacio, el mítico Retegui I. Estudió, trabajo en Papelera de Leitza y se fue a cortar leña en los Alpes, según él, porque le pagaban una fortuna. Por suerte, dejó el hacha y su tío y Martín Ezcurra, que ya veían en él buenas maneras, le empujaron al mundo de la competición. Y triunfó. Fueron 27 años de gloria. Hoy en día, 8 años después de su brillante retirada, el mundo pelotazale sigue sin explicarse el fenómeno Retegui II, un récord histórico de títulos, imposible de repetir. Quizá podamos intuir dónde radicaba el secreto. Julián Retegui, alias Retegui II, recibió cualidades de la naturaleza y supo optimizarlas en la cancha. En el frontón hay que jugar con EL PODER, LA TÉCNICA y EL MOVIMIENTO. Julián añadía a estas tres variables la inteligencia, con lo cual modificaba aquellas en función del adversario. También sabía que mantener la moral alta era fundamental para no venirse abajo, y construyó una herramienta psicológica de doble filo. En la cancha o DOMINAS EL JUEGO, o DOMINAS EL FRONTÓN, de manera que si fallaba en una, se apoyaba en la otra y, así, su moral casi nunca flaqueaba. Astuto como la serpiente, pero sencillo como la paloma, decían que era frío, que no se emocionaba, pero no es cierto: “Yo también he llorado, pero me lo quedaba dentro. En aquellos momentos, me habría gustado abrir los brazos y de un golpe, abrazar a todo el frontón”. Se me olvidaba, el txiki de 4 años acabó ganando 11 campeonatos del manomanista, 5 de parejas y 4 del cuatro y medio. Aplausos
Publicado en Diario de Navarra el 3 mayo de 2009.




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